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Vigilancia, control y predicción de las erupciones volcánicas

Vigilancia, control y predicción de las erupciones volcánicas

Vigilancia, control y predicción de las erupciones volcánicas

Por: Vicente Araña Saavedra, Ramón Ortiz Ramís

En la relación con la erupción volcánica, hay que considerar una gran variedad de fenómenos: Emisión de lava, piroclastos y gases; terremotos volcánicos, deformaciones corticales, perturbaciones electromagnéticas, procesos geotérmicos, etc., cuyo estudio requiere una adecuada infraestructura, en la que se pueden distinguir tres elementos básicos que deben desarrollarse simultáneamente:

1.-Aparatos y equipos
2.-métodos de medición.
3.-Procesos de datos.

El elevado costo de mantención y explotación de una instrumentación completa y permanente hace que esta solo se haya desarrollado en zonas volcánicas muy activas de países ricos. La tendencia general es la instalación de algunos instrumentos, habitualmente sismógrafos, con cobertura regional, completados por una serie de campañas periódicas de geodesia, geoquímica, geofísica, etc.}

Donde no existe una buena red permanente, cuando se desencadena una crisis, se instalan rápidamente los dispositivos instrumentales necesarios. Esta proceder además de reducir costos, permite actuar con equipos tecnológicamente avanzados procedentes de otras aplicaciones de las que se pueden retirar durante el tiempo que dura la fase eruptiva. En aquellos casos en los que se presenta una crisis pre – eruptiva de larga duración se procede a una instalación más estable de instrumentos especialmente indicados para el surgimiento del proceso y que serán seguramente amortizados rapidamente por los datos obtenido durante la crisis, que ha por otra parte la razón para poder obtener los fondos para la adquisición de ciertos equipos, no ocurre lo mismo con la formación de los especialistas que han de utilizar e interpretar los datos en un área volcánica determinada.

No es posible dictar una norma a la que deban ajustarse la metodología y los instrumentos utilizables en el estudio de una erupción volcánica y mucho menos cuando se trata de la predicción de erupciones, donde el desconocimiento de, los procesos que tienen lugares todavía lo suficientemente grandes para invalidar cualquier método predictivo de aplicación universal.

Las recomendaciones de los organismos internacionales, no siempre libres de intereses económicos o de política científica nacional, van en el sentido de que toda área volcánica activa debe instrumentarse con redes sísmicas y geodésicas permanentes, a las que se debe apoyar con compañas periodísticas de gravimetría, magnetometría y , más recientemente, con análisis de gases.

Durante este proceso eruptivo, la tendencia actual es la incorporación inmediata de todas las técnicas disponibles al conocimiento del volcán. En este sentido la erupción del St. Helens ( E.E.U.U ) 1980 puede servir de ejemplo ya que, pese a ser considerado activo, se encontraba instrumentalmente abandonado, hasta que se producen las primeras manifestaciones eruptivas, a partir de cuyo momento se instalan redes  sísmicas geodésicas, análisis de gases clinómetros, magnemómetros, etc.

Los instrumentos utilizados en la vigilancia de los volcanes exigen un mantenimiento muy superior al que podrían requerir en un laboratorio o industria, dado que las condiciones del medio son tremendamente agresivas. Estos instrumentos deben funcionar de modo continuo durante meses sin recibir ninguna atención, por lo que no debe sorprender que sus cifras se fiabilidad sean considerablemente bajas.