La Paleoclimatología
Es la ciencia que estudia el clima del pasado en la Tierra. Se constituye en una ciencia auxiliar muy importante para la paleontología, la historia, la geología, e incluso la geografía.
Los cambios de clima producen modificaciones de los depósitos sedimentarios de la flora y de la fauna. El estudio del reparto de ciertas rocas y de los fósiles animales y vegetales (incluso los pólenes fósiles) permiten, pues, reconstruir los antiguos climas: gracias a ellos se pueden calcular cuales fueron las temperaturas medias estivales e invernales, así como las precipitaciones aproximadas de cada estación. Los antiguos sistemas de vientos pueden estudiarse a partir del análisis estructural de las dunas, y de los pliegues o figuras de sedimentación fósiles. Los procesos de evolución de los suelos (fragmentación, solifluxión, lavado, evaporación) están muy ligados a las condiciones climáticas y quedan registrados de forma permanente en los paleosuelos, cuyo estudio es particularmente fructuoso. Hoy en día es posible determinar las ‘‘paleotemperaturas’’ del agua de mar a partir de la dosificación de los isótopos de oxígeno en el carbonato de calcio de los sedimentos carbonados y de las conchas de moluscos.
Hasta hace dos siglos, nadie se había planteado la cuestión de que si el clima de la Tierra había cambiado o no: Esta empezó a considerarse tras ciertos descubrimientos paleontológicos que demostraban la presencia de animales pertenecientes a climas cálidos en latitudes que hoy son más frías. Buffon demostró que en Europa del noroeste habían existido, em el pasado, elefantes y rinocerontes. Las observaciones y las pruebas de los cambios climáticos empezaron a acumularse. Se observó la presencia, en los Alpes y en Escocia, de bloques de piedra erosionados y pulidos por el hielo; de este hecho se desprende necesariamente que hubo en el pasado climas más fríos durante los cuales estas regiones fueron invadidas por los glaciares. En el centro de la India, en Australia, en Africa del sur y en América del Sur, se descubrieron las trazas de antiguas morrenas glaciares del Permocarbonífero, de una antigüedad de 250 millones de años, lo que hizo pensar en una glaciación generalizada a más de un hemisferio, fenómeno contrario a los principios de la metereología (la solución a este problema llegó más tarde, con la teoría de la Deriva de los Continentes). También se descubrieron indicios de climas cálidos y templados que se extendían hasta las regiones polares (Groenlandia y la Antártida). De esta manera fue tomando forma la idea según la cual las condiciones climáticas actuales de la Tierra tenían poca relación con los climas de los tiempos geológicos. Hace sólo dos siglos que se efectúan medidas climáticas sistemáticas, que revelan una tendencia constante a la elevación de la temperatura durante la primera mitad del S. XX.
Es así de fácil deducir que el clima del futuro en la Tierra sería distinto al actual, y los cambios se vienen dando de forma virulenta debido a la contaminación (calentamiento global, lluvias ácidas, etc.).
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