Rotación Terrestre
La Tierra, igual que los restantes planetas que integran el Sistema Solar, está sujeta a las leyes de la dinámica espacial. Es así que nuestro planeta desarrolla múltiples movimientos distintos y en forma simultánea, siendo los más importantes los de rotación y de traslación.
Todos estos movimientos nos resultan prácticamente imperceptibles; por ello, el hombre durante mucho tiempo consideró a la Tierra como un cuerpo inmóvil y más aún como el centro de todo el Universo, alrededor del cual se movían los demás astros.
Todos estos movimientos nos resultan prácticamente imperceptibles; por ello, el hombre durante mucho tiempo consideró a la Tierra como un cuerpo inmóvil y más aún como el centro de todo el Universo, alrededor del cual se movían los demás astros.
Este pensamiento se basaba en la Teoría Geocentrista, la cual fue dejada de lado por el Sistema Heliocéntrico postulado por Nicolás Copérnico (1473-1543), el cual mostraba que el centro del Sistema es el Sol y no la Tierra. Por tanto, la Tierra giraba alrededor del Sol (traslación) y sobre sí mismo (rotación).
Sin embargo, la no existencia de pruebas concluyentes sobre la rotación terrestre hizo que las autoridades eclesiásticas negaran la existencia de dicho movimiento. La prueba experimental de dicho movimiento fue dada en 1851, gracias a Jean León Foucault, físico francés que utilizó un gran péndulo para mostrar ante los ojos humanos la rotación terrestre.
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