Montaña volcánica

Montaña volcánica

El fenómeno de afloramiento violento o calmado del magma se le denomina “vulcanismo”; El acto de la salida del magma se le denomina “erupción”; cuando el magma saliente se solidifica originando acumulaciones plutónicas, el acto de la ascensión se denomina  “irrupción o intrusión”.

Los volcanes pueden ser clasificados como montañas de líneas sencillas, aisladas por lo general, ya que cada foco a construido su propio cono. Las mesetas formadas por mantos de lavas que acompañan a muchos de ellos intensifican la impresión de simplicidad. Los conos de cenizas ofrecen el raro espectáculo de una montaña sin consistencia, que por su permeabilidad, impide la erosión, perro también impide la vegetación, y así quedan desnudos, como esterilizados por el fuego. 

Los grandes relieves están tallados en materiales duros, con lavas solidificadas, también permeables, por lo cual conservan durante largo tiempo sus formas primitivas.

Se conocen cimas volcánicas de relieve muy marcado, debido a que sus rocas cristalinas, han sido moldeadas por el hielo y los glaciales. Glaciales actuales, heredados de aparatos mayores cuyos valles son bien visibles, afilan en ellos acertadas crestas. Las grandes cumbres de Alaska, el San Elías, el Mackinley, pertenecen a su vez, a esta familia de volcanes evolucionados, o sea, parcialmente destruidos por la erosión.

Los volcanes originan la montaña, incluso la montaña muy elevada, en regiones que sin ellos serian monótonas mesetas.

Los volcanes son montañas, aunque muchos de ellos deban buena parte de su altitud al zócalo sobre el que descansan.

Un volcán es un cono mas o menos achatado y truncado por el cráter en la cumbre. Silueta clásica con que los grabados japoneses popularizaron esta forma montañosa, y que se encuentra diseminada en todo el mundo, tanto en los andes como en Indonesia, en el Demavend como en Ebruz. Se acumulan lavas y escorias, y el cono adquiere mas altura en cada erupción, este cono puede ser también brusco y estar cubierto de bloques ruinosos cuya escarpa de derrumbamiento determina el ángulo general, que puede exceder los treinta grados y hasta de los treinta y cinco grados. Lo corriente es que los flancos aparezcan surcados de profundas gargantas, asiendo de una erosión muy energética debido a aludes secos o a la actividad de los arroyos.

Las lavas y escorias, salidas además de múltiples bocas, pueden sucederse y modificar el perfil a cada erupción, y, sobre todo, grandes explosiones o hundimientos pueden hacer desaparecer la cumbre o incluso la mayor parte de la masa del cono. En su lugar se observa una depresión, la caldera, donde pueden surgir nuevos conos.

Adoptando la forma de un cráter ensanchado, la de una depresión rodeada de un reborde más o menos escarpado, estas calderas que dominan entonces grandes escarpas, pueden reemplazar la mitad o más del volcán preexistente.

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